Mantén siempre una sesión en equilibrio. ¿Cómo? Con tantas caricias (o más) que las correcciones. A nadie le gusta una clase donde el maestro no hace más que exigir sin enseñar. Regaños y regaños solo llevan al fastidio.
Una sesión es un tiempo exclusivo dedicado al adiestramiento, donde tu atención se concentra en tu mascota, no en lo que está a tu alrededor. La atención que tu mascota tenga en ti será la misma que tú le pongas. Si te distraes constantemente, tu mascota también.
Este tiempo exclusivo puede ir desde 3 minutos hasta una hora. ¿De qué depende? Del avance que tenga tu mascota en el aprendizaje. A más experiencia, más tiempo de trabajo.
Al principio, sesiones de 3 a 5 minutos son más que suficientes. Conforme avanzas, vas extendiendo el tiempo a 10 minutos, 20 minutos, y cuando ya tienes un perro listo en obediencia avanzada, puedes dedicarte una hora. Pero una hora al principio es una forma de hartarse tanto del maestro como del alumno.
Muchos adiestradores profesionales utilizan sesiones de 20 minutos dos veces al día. Esto es debido a que se dedican a manejar varios perros, así que deben dividir su día de trabajo entre todos sus alumnos.
A mayor intensidad de trabajo, más corta es la sesión. Por intensidad me refiero al grado de exigencia y variedad de las órdenes, así como la velocidad de los ejercicios. Mientras más órdenes metas y más rápido esperes la obediencia, más corta será la sesión. Si insistes mucho cuando te está respondiendo bien a una intensidad muy alta, puedes hacer que tu perro “estalle” y ya no quiera trabajar.
Tienes que balancear las sesiones con momentos de descanso. Cuando ya trabajaste unos 5 minutos, le das el descanso por 10 a 20 minutos, para que se relaje tu perro y recargue su batería. A la siguiente sesión tendrá tanta o más energía para trabajar.
Varía constantemente la duración de tus sesiones, de modo que tu mascota nunca adivine cuándo vas a terminar. Si siempre usas la misma rutina y el mismo tiempo, tu mascota se acostumbrará a eso y obedecerá en esos mismos términos. En cuanto quieras hacer algo diferente, te desobedecerá y lo peor de todo, es que te hará regresar a su rutina sin que te des cuenta.
Cuando estás empezando el adiestramiento y hay algo particularmente difícil, que tu mascota no está aprendiendo tan fácilmente como todo lo demás, y en alguna sesión lo hace a la perfección, termina de inmediato la sesión. Si quieres repetir el éxito, es probable que no lo logres y pierdas todo lo ganado. Si terminas de inmediato, felicitando efusivamente, lograrás más que si continúas, aunque sea en algo diferente. Muéstrale que si te obedece en cosas difíciles, tú lo premiarás de inmediato con un descanso, aparte de felicitarlo y acariciarlo.
En un paseo, puedes realizar varias sesiones cortas, intercaladas con sus respectivos descansos. Y ya más adelantado, puedes hacer una sesión larga, que abarque todo el paseo, como una variante a lo que venías acostumbrando a tu mascota.
Y finalmente, las sesiones se pueden realizar en cualquier lugar: en el parque, en la calle, en un camellón, en una cancha de básquetbol, en la casa, en donde sea. Mientras más trabajo te cueste en un lugar, más debes de practicar ahí. Si, por ejemplo, te cuesta trabajo que te obedezca cuando hay niños presentes, más debes ir a practicar frente a los niños.
Aquí te presentamos un claro ejemplo de cómo el adiestramiento canino se puede dar en cualquier parte:
Esperamos tus comentarios y dudas.